‘Ok, Boomer’: la socióloga británica que descubre la trampa de la guerra generacional
- Posted by jennie
- Posted on November 21, 2021
- Baby Boomers, Coronavirus crisis, Millennials
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El Confidencial has published a long interview with me, by Ana Ramírez:
Millennial: si quieres comprar una casa, deja de gastarte el dinero en tostadas de aguacate. Es lo que vino a decir el millonario y promotor australiano Tim Gurner en 2017, preguntado por la crisis que atravesaban los jóvenes en su país natal. “Sus expectativas son muy, muy altas”. Aguacates y dificultad en el acceso a la vivienda. “Ok, boomer”, respondería más de uno. Quizá Gurner no iba tan desencaminado al trazar su caricatura, porque la sorna parece ser un ingrediente del conflicto que algunos consideran en auge: la guerra generacional.
El reciente pacto entre Gobierno y sindicatos para subir las cotizaciones —y tratar de sostener las pensiones de la generación ‘baby boom’— ha avivado los temores sobre el desequilibrio demográfico. La “equidad intergeneracional” que exige Bruselas es uno de los puntos calientes del debate. ¿La viabilidad del sistema de pensiones tras un ‘Boomergeddon’ enfrenta los intereses de dos generaciones? Unos jóvenes con dificultad para acceder al mercado laboral y a la vivienda verán mermados sus recursos para mantener a los hijos de la bonanza económica. A los primeros se les reprocha su fragilidad. Y a los segundos, su codicia y egoísmo. Para Jennie Bristow, doctora en Sociología y profesora titular de la Universidad de Canterbury, esta guerra de generaciones esconde una narrativa falsa y artificial.
“Quienes hablan de conflicto o de ‘justicia intergeneracional’ normalmente son legisladores, no gente joven. Además, quitar dinero de las pensiones no significa necesariamente que esos recursos se vayan a redistribuir. En realidad, son políticas de reducción del gasto público. Y esto también perjudica a la gente joven, porque se rebajan las expectativas de los que accederán a las pensiones en un futuro”, opina.
Bristow ha centrado su carrera como académica en investigar las guerras generacionales y su construcción pública, política y mediática en Reino Unido. Entre otras investigaciones, la socióloga dirigió un análisis de periódicos británicos entre 1986 y 2011 que reveló una tendencia a entender el ‘baby-boom’ como sinónimo de un problema económico y social. El ‘boomer-blaming’ —culpar a los ‘boomers’— germinaba en la opinión pública del Reino Unido para expiar los males de la crisis de las pensiones, la crisis financiera de principios de siglo y, recientemente, la votación del Brexit.
“Por una parte, se podría decir que sí. Que los ‘baby boomers’ se beneficiaron de una situación de dinamismo económico y de la consolidación del estado del bienestar. Es cierto que tuvieron buena suerte por algunas de las circunstancias. Pero no creo que tenga sentido comparar eso con lo que les ocurre a los jóvenes ahora, porque en la confrontación se pierden algunos asuntos clave. Por ejemplo, cuando hablamos de los ‘boomers’, no hablamos de los 70 o de los 80. También fueron períodos de recesión muy importante, pero eso no encaja en la narrativa de que siempre tuvieron suerte”.
En su libro ‘Stop Mugging Grandma‘ (‘Deja de atracar a la abuela’. Yale University Press, 2019), Bristow se pregunta cómo se alienta y a quién beneficia el planteamiento de la guerra generacional. “Las diferencias de clase. Creo que esa es la gran cuestión que se esconde tras el relato del conflicto. A los hijos de clase media les sigue yendo mejor que a los de clase humilde. El crecimiento de la desigualdad, la desaparición de la clase media, el reto de financiar las pensiones, la normalización de la deuda… Esas son las grandes cuestiones que se difuminan en la supuesta lucha de jóvenes y mayores”.
Acallar un futuro incierto y precario con tostadas de aguacate, culpar a los descuentos del jubilado de la desigualdad en el reparto de la riqueza. Son mecanismos con los que, para Bristow, las élites políticas evitan debates sociales más profundos y complejos. “El chivo expiatorio de los ‘boomers’ no es accidental. Esta es la generación que actualmente se acerca a la jubilación. En un momento en que la política de austeridad ha colocado la necesidad de reducir el gasto público en pensiones y atención médica en un lugar destacado de la agenda política. Lo que significa que los ‘boomers’ son un objetivo conveniente”, sostiene Bristow en un artículo.
‘Adulting’, la moda que arrasa entre los jóvenes
Como demuestran las cifras de desempleo juvenil (cerca del 40% en España), la incorporación al mercado del trabajo es cada vez más ardua y tardía. A ello se añade el tiempo que los jóvenes invierten en su formación, rodeados de los de su edad y sin entrar en espacios de convivencia entre generaciones como pueden ser las empresas. Circunstancia que, para Bristow, constituye otro catalizador de la supuesta guerra: la prolongación de la juventud.
“Supongo que todos queremos formar parte de la juventud, pero llama la atención lo mayor que es la gente que se identifica a sí misma como millennial”, opina la socióloga. El retraso de la edad de emancipación, los bajos salarios y el alto precio de la vivienda son dificultades materiales para crecer, que se traducen en una evasión de lo que tradicionalmente se consideran responsabilidades adultas. Algunos se saben condenados a una eterna adolescencia y lo digieren con sorna. Cuando pagan facturas, quitan el polvo o planchan la ropa, practican el ‘adulting’: se comportan como adultos, pero no se definen como tal. “El problema es que la adultez no es una actividad, sino un estado del ser”, opina Bristow.
“Esto no es culpa de la gente joven. Creo que se les ha criado para ver la adultez como algo problemático. Para entender las responsabilidades de la edad adulta como algo aburrido y complicado. Se les ha dicho que solo tienen que cumplir un deber consigo mismos: disfrutar, jugar, viajar… En realidad, estas cosas son características privilegiadas de la clase media. En el fondo, esta circunstancia se debe a que los que ahora son adultos no tienen demasiada fe en lo que han hecho. Transmiten a la gente joven que las responsabilidades adultas no son algo de lo que tengan que formar parte”.
El conflicto generacional evita que los jóvenes se proyecten en el futuro como adultos, porque entienden que estos son la causa de sus problemas. La guerra generacional produce una escisión del ‘yo presente’ y del ‘yo futuro’ en los jóvenes. “Este tipo de ideas inspiran a la población juvenil a entenderse como víctimas de las generaciones anteriores, y no como parte de la solución”, dice Bristow.
Jennie Bristow estudia las generaciones a través de la perspectiva del sociólogo húngaro Karl Mannheim y las ideas de su ensayo ‘El problema de las generaciones’. Para Mannheim, las generaciones se crean y distinguen a través de los cambios sociales acelerados. Los acontecimientos históricos, como las guerras mundiales o la Contracultura de los 60, crean diferentes conciencias y aproximaciones. Las generaciones, entendidas así, son la historia encarnada en sus individuos.
“Los períodos de cambio social acelerado podían provocar un tipo distinto de conciencia entre los que crecían en ese momento, nacida de su ‘nuevo contacto’ con la ‘herencia cultural acumulada'”, explica Bristow. Las tensiones generacionales han existido siempre, dice la socióloga, pero se resuelven en la transmisión del conocimiento y el diálogo entre los mayores y los jóvenes. Una herencia que ha dejado de transmitirse en los últimos tiempos.
“Este problema viene de la creencia de que todo lo que sabemos sobre el pasado es erróneo. A la gente joven no se le da acceso al conocimiento que permitió crecer a sus mayores. No hay un proceso de herencia, en este sentido. Solo se alienta a la crítica y a ignorar todo ese conocimiento. Se ha despojado a los jóvenes de las herramientas que en un pasado hicieron el mundo mejor. Los niños nacen todo el rato, y debemos introducirlos constantemente en lo que conocemos sobre la sociedad. Este proceso reduce las tensiones, porque todo el mundo tiene que adaptarse”.
“La gente joven refleja el momento en el que ha nacido. Desde las élites culturales, hay una tendencia a etiquetar las actitudes. ‘Boomer, millennial, woke, TERF’… En este sentido, la discusión política se está tribalizando siguiendo líneas generacionales. Esto es equívoco, porque lo que ocurre es que las actitudes de la gente mayor respecto a asuntos como la inmigración, el cambio climático o la igualdad tienden a seguir las formas de pensar dentro de la sociedad. Este tipo de categorías ponen a la gente a la defensiva”, señala Bristow.
Para resolver las tensiones, la socióloga propone combatir el aislamiento, la degradación del debate político y la tribalización del espacio público. “Es una bonita forma de verlo. Los profesores no solo educan a los alumnos, sino que los alumnos también educan a sus profesores. Es un proceso recíproco, y creo que nos hemos empezado a sentir incómodos con ello. Lo que vemos es que hay conflictos generacionales porque la gente joven y la gente mayor tiene diferencias —como siempre se han tenido—, pero ya no existe un diálogo real entre ellos”.
Published in El Confidencial, 21 November 2021.
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